Efímera ilusión, y yo con el corazón en la mano, ofreciéndolo a todo estúpido que pasaba.
Efímera tu visita, efímeros tus besos, y yo con los pedazos de mi corazón y el coraje atorado en la garganta, y yo con los pedazos de mi coraje y ya sin corazón.
No hablas francés, pero hablas el idioma de los cabrones.
No hablo el idioma de los cabrones, pero hablo francés.
Se me acaban las palabras gringas y se me va la vida esperando, sin esperar esperar.
Al final, fui yo la única estúpida a quien no ofrecí mi corazón ya inexistente.
Del desamor y sus demonios...
miércoles, 4 de junio de 2008
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