Del desamor y sus demonios...

sábado, 5 de febrero de 2011

Ya casi tengo 27

Cuando tenía 9 años, los diez parecían simétricos.
A mis 26, los treinta parecen prestigiosos.

Cuando tenía 10, quinto de primaria era la cúspide.
A mis 26, la maestría es la base.

Cuando tenía 11, mi padre era un mago.
A mis 26, mi padre es un semidiós.

Cuando tenía 12, mi hermano tenía 8.
A mis 26, mi hermano tiene 80.

Cuando tenía 13, una pequeña ciudad era el centro del mundo.
A mis 26, el mundo ya no tiene centro.

Cuando tenía 14, me gustaba un niño.
A mis 26, mi novio cocina todos los días.

Cuando tenía 15, me vestí de princesa.
A mis 26, odio todo tipo de realeza.

Cuando tenía 16, el amor aparecía, de pronto aparecía.
A mis 26, el amor se construye.

Cuando tenía 17, la filosofía era un milagro.
A mis 26, la filosofía es mi salvación.

Cuando tenía 18, Madrid era el futuro de mi presente.
A mis 26, Madrid es el recuerdo de los olvidos.

Cuando tenía 19, la vida no valía nada.
A mis 26, la nada vale la vida.

Cuando tenía 20, viajar significaba conocer.
A mis 26, viajar significa volver.

Cuando tenía 21, me enamoré por primera vez.
A mis 26, sigo sin entender porqué.

Cuando tenía 22, me desenamoré por primera vez.
A mis 26, me pregunto exactamente de quién.

Cuando tenía 23, volví.
A mis 26, no sé si volveré.

Cuando tenía 24, en Nueva York todo podía pasar.
A mis 26, todo pasó, a veces en Nueva York.

Cuando tenía 25, me enamoré por segunda vez.
A mis 26, el destino me convence de su existencia.

Cuando tenía 26 no aplica.
A mis 26, ya casi tengo 27.